Después

lunes, 28 de junio de 2010

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Después de tirarme seis dias (seguidos) en Barcelona, y no de vacaciones, me vuelvo a casa convencido, mas aún que antes, de que la ciudad no es para mi. No cambio la tranquilidad del campo por nada del mundo.

Toda una vida en cajas (II)

lunes, 21 de junio de 2010

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Unas fotos de otras antigüedades que están en la casa de mis abuelos y que tengo que traerme a casa:


Una fantástica radio de válvulas que aún funciona (a 125 V, eso si)...


... con F.M. incluida...


... incluso con tocadiscos automático


La nevera creo que la instalaré en el garaje, también va a 125 y a pesar de sus cincuenta y tantos años, sigue enfriando como el primer dia.

La cordura

sábado, 19 de junio de 2010

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Aquella tarde oscura no hacia demasiado frio para ser pleno invierno. Habia pasado la tarde subiendo y bajando de Alfama a Chiado en uno u otro "amarelo", el caso era montar. Las luces amarillas que alumbraban el interior del tranvia reducían su intensidad cada vez que el motorista arrancaba en los semáforos o en las paradas, y hacía sonar insistentemente su característica campana mientras bajaba a toda mecha desde Bica hacia Estrela.

Cuando ya había perdido completamente la cuenta de la de vueltas y fotos que llevaba, decidí regresar a mi habitación en el albergue de Pragal. Lo que más me fastidiaba del viaje de regreso era que, aunque viera pasar por encima de mi cabeza los trenes que tenía que coger, para llegar desde Santo Amaro hasta la parada del suburbano mas próxima tenia que hacer mil transbordos. Como no quedaba mas opcion, el dieciocho me llevó con su rítmico traqueteo hasta Cais do Sodré, donde tomé el metro.

Después de un rato de viaje en Metro, hice el último transbordo para coger por fin el suburbano, que por cierto, es el tren mas puntual que haya conocido nunca. A ciertas horas la afluencia de viajeros se reducia considerablemente, pero a pesar de todo seguía teniendo una frecuencia razonable. Siempre que tomaba aquel tren me surgía la duda de si subirme al piso de arriba, o quedarme en el de abajo. Aquel dia decidí subir al de arriba, porque me daba la sensación de que podría ver algo mas al paso por el puente que si me quedaba abajo.

La salida de Campolide siempre me resultó emocionante porque es el inicio del camino hacia el puente del 25 de Abril, una obra de ingeniería que me asombra y me fascina una y otra vez. El recorrido ya me lo sabía de memoria, a medio camino entre Campolide y Alvito, siempre se para la climatización del tren por una zona neutra de la catenaria. Si en ese momento miras por la ventana de la izquierda, ves perfectamente la ligera "S" que describe el tren hasta colocarse bajo la autovía y cruzar el Tajo entre hierros rojos, pero de noche siempre destaca mucho mas la espectacular iluminación del puente.

Aquel dia un chaval unos años mas joven que yo, y que se sentó enfrente, distrajo mi atención y me hipnotizó con unos ojos verdes que se afanaban en leer una y otra linea de un libro que llevaba abierto en sus manos. De vez en cuando dejaba entrever una sonrisa o mordía su labio inferior con los dientes seguramente impaciente por el desenlace de los acontecimientos que su lectura le brindaba. Observando anonadado su imberbe rostro, casi olvido mirar abajo al paso por Santo Amaro, donde veo un tranvia-vagoneta que parece a punto de salir a trabajar, pues tiene todas sus luces encendidas y algun operario a su alrededor. El tren avanza con su ruido de hierros y la tierra desaparece bajo nuestros pies, mostrando en el agua el reflejo de algunas de las muchas luces que adornan esta ciudad de la que estoy perdidamente enamorado.

Cuando la travesía sobre el Tajo termina, la megafonía anuncia que llegamos a mi parada. Mi admirado yogurín se levanta y se dirige a la puerta, y yo le persigo con miradas descaradas esperando a que se fije en mí, pero sigue a su lectura. El tren se detiene y el pulsador de la puerta cambia su color rojo a verde, invitándonos a apretarlo y salir del tren. Mi lisboeta imberbe lo pulsa, guarda el libro, y avanza por el andén rumbo a las escaleras mecánicas. Yo le sigo cual loco hipnotizado esperando tan solo una mirada que me dé alguna esperanza. Pero él sigue su camino. Avanza por el vestíbulo de la estación y sale por una estrecha salida que conduce a unas escaleras mecánicas. Sigo sus pasos pero observo con gran decepción que sube hacia la parada de autobuses, mientras que a mi me espera mi coche en el nivel inferior.

Bajo las escaleras buscando mi vehículo y cuando me dirijo a él me detiene un cartel: Av. José Saramago. Pienso para mi que cómo no van a dedicarle en Almada una avenida al portugués mas ilustre que conocemos. Además es un tio que me cae bien y que da un poquito de cordura a éste mundo que últimamente parece demasiado loco y que, a mi, me tiene un poco perdido.

Alta fidelidad

viernes, 18 de junio de 2010

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Hoy volvía para casa en el coche, después de cuatro dias fuera, y hablaban en la radio de problemas amorosos, en concreto de una pareja cuya mujer lleva poniendo, desde hace diez años, los cuernos a su marido, y una intervención de otro oyente, decia que, estadisticamente, los hombres perdonamos mas que las mujeres una infidelidad. Y yo claro, me he preguntado ¿Y los gays? ¿Perdonamos las infidelidades? Es mas, ¿somos fieles? ¿Hay una regla general?

Yo, la verdad, es que siempre me he considerado fiel, pero también es cierto que, a medida que se va alejando cada vez mas aquella época en que tuve una pareja estable, me parece que sería menos capaz de mantenerme fiel, y eso que pillar cacho, lo que se dice, no pillo. Cuando salí con mi "primer" novio, fuí completamente fiel, y de echo, cuando lo dejamos, estando ya de por si nuestra relacion fastidiada, fué porque estuve a punto de enrollarme con otro tio, pero no llegué a hacerlo mientras estábamos juntos. Pero yo le conté lo que había estado apunto de pasarme, y tras unos dias "tensos", al final, decidimos poner final a aquello porque, además de que se estaba estropeando, yo nunca llegué a estar enamorado de él (tampoco le engañé, me sinceré el segundo dia, todo sea dicho), y preferiamos terminar como amigos que seguimos siendo a acabar a balazos.

Tiempo después, cuando me fuí a vivir a Campillos, no es que me ocurriera algo parecido, pero sí que hubo un momento en que, de rollete, llegué a estar con tres tios a la vez durante algunos dias. Era una situación muy extraña porque, aunque no tenian nada que ver entre sí, de echo eran de pueblos distintos, sí que me ocurrió un par de veces que, en un mismo dia, y a la misma hora, los tres reclamaban mi presencia, y eso era muy muy estresante, mas que nada por no descontentar a ninguno.

Pasaron los meses y empecé a tontear con otro muchacho malagueño, con el que "salí" unos cuatro meses. Y lo entrecomillo porque para mi, mientras estaba con él, no me pareció en ningún momento una relación estable, sino un rollo "largo", pero lo cierto es que tampoco lo hablamos nunca. Así que ocurrió que, cuando volvía a Madrid, una vez al mes mas o menos, si coincidía que algún amigo me llamaba para echar un casquete rápido, no decía yo que no, faltaria mas, así que quedaba con quien fuera y tan feliz. Hasta que un dia, que también nuestra relación empezaba a tener algunos altibajos, me confesó que, el fin de semana anterior, se había enrollado con un amigo de su amigo, y yo, no le dí la menor importancia porque, tal y como le dije "no te preocupes, si yo en Madrid también he quedado con alguno..." Y ¡vaya tela! ¡A tomar por culo se fué todo! Se lo tomó mal, no, ¡fatal! Sí que es cierto que, si bien nuestra "relación" o "rollo" terminó allí, pudimos hablar dias después, aclarar las cosas, y cuando volví a Madrid nos "despedimos" como se merecía, igual que cuando a principios de año pasé unos dias en Málaga, recordamos tiempos no tan lejanos.

Me pongo a pensar cómo acabar ésta entrada, y me viene a la cabeza que parezco un abuelo contando sus batallitas de la guerra... Pienso también en cómo me lo he pasado y porqué ahora no me apetece ponerme a buscar ligoteos a pesar de que tengo cierto "mono", y llego a la conclusión de que, ciertamente, va a ser cosa de la edad.

Toda una vida en cajas

domingo, 13 de junio de 2010

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Uno de los "efectos colaterales" de la muerte de mi abuelo es que su casa de Carabanchel, la casa donde mi madre creció y donde yo mismo he pasado casi todos los fines de semana cuando era niño, y que os podéis figurar cuantisimos recuerdos y vivencias guardo de alli, vamos a devolverla al casero, pues aunque es una casa de renta antigua, mi abuela no puede soportar (ni quiere) dos casas a la vez. Así que los próximos meses van a ser un constante ajetreo de cajas y cajas llenas de cosas de mi infancia y adolescencia.

Hoy he estado allí y me he traido unas cuantas cajas con, sobretodo, revistas antiguas de trenes, pero hay muchísimas cosas mas que no todas conservaré. He aqui algunas:


Mi bici "BH California X3". Abstenerse de comentar la ausencia de sillín, please.


Cajas y cajas de diskettes de 3 1/2 y 5 1/4


Un manual de Windows 3.1


Detalle del manual de Windows 3.1, ¡Que de horas ante aquellas ventanitas!


Un "20 Minutos de Madrid y M@s". Conservaba varios "Madrid y M@s" pero no se donde los he metido.


"El Pais" del 11-S


Antiguos documentos de Renfe


Antiguas guias de trenes


Antiguas revistas de trenes

Sin mucha novedad

miércoles, 9 de junio de 2010

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Ya iba a dormir, un dia mas, sin escribir nada en el blog, y llevo ya unos pocos diciendome a mi mismo que tenía que poner algo de provecho por aqui... pero ¡la verdad es que tampoco tengo mucho nuevo que contar! Estoy hasta arriba de curro y paro poco por casa. Sin ir mas lejos, tengo como 200 post sin leer en google reader, ¡casi nada!.

Así que os dejo una canción, y espero escribir en los próximos dias de cosillas que tengo pendientes desde hace ya meses

Salu2!