Desde mi exilio

martes, 21 de febrero de 2012

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Hace un mes y pico que no escribo nada, y una de las razones fundamentales para no poder hacerlo es que no tengo ni mi ordenador, ni conexion a internet, y la verdad que desde el tablet que me compré, no me apaño para escribir tochazos de los que yo escribo. Así que voy a intentar escribir en un documento de texto, pasarlo del notbook al tablet a través de la tarjeta de memoria, y de alguna manera intentar publicarlo en blogger. Si lo consigo, me estaréis leyendo hoy 21 de Febrero. Si no, pues ya llegará de alguna manera.

El dia 13 de febrero empezó mi periplo ya en Portbou. Si no sabéis dónde está ésto, os recomiendo que lo busquéis en el google maps. No está lejos, sino lo siguiente. A tomar por culo es poco. Pero es lo que me ha tocado y lo voy sobrellevando. No es que lo esté pasando mal, pero evidentemente tener que hacer algo que no entra en tus planes nunca viene bien. Así que bueno, mi compañero Raúl (que seguro que lee esto en algún momento) estuvo destinado dos años en Barcelona y en su Facebook creo la carpeta "Fotos de mi estancia, esperemos que corta, en la Ciudad Condal". Mi carpeta se va a llamar "Una temporada en el exilio" porque, sólamente pensar en salir de aquí, ya da pereza. Y no hablamos de salir en coche, que es peor aún. En tren se tardan dos horas y pico de aquí a Barcelona. Luego cambia de tren, si concuerdan bien, tira para Madrid, otras dos horas y pico, llega a Fuenla, otros cuarenta minutos, coge el coche, llega a tu casa... Lo dicho, MUY LEJOS.

Dicho ésto, he de confesar que a pesar de todo estoy feliz. Y muy relajado. No hay estrés, no hay presiones, ni prisas. Es otro rollo muy distinto al que llevaba hasta ahora. No tengo problemas ni para dormir ni para madrugar, los horarios son relativamente buenos, y desde luego que mi sensación es que me he quitado un gran peso de encima.

Así que resumiendo, en el trabajo, bien. Hablemos ahora del parque automovilístico. Como os podréis figurar, está todo parado. No he avanzado con ninguno de los dos 127, ni el Land Rover, lo único relevante es que el 124 y el R11 pasaron la ITV justo antes de volverme. Capítulo aparte merece el beetle que, después de arreglar el motor, me chupé con él los 900 kilómetros que separan mi casa de Toledo de Portbou. Pensaba traerme aquí el 127 amarillo, pero como no está acabado ni veo el momento en que esté listo, opté por traer el escarabajo por dos razones: se ha mostrado fiable, y además aquí y en Francia hay multitud de concentraciones de Volkswagen, así que podré disfrutarlo plenamente.

He hablado de mi trabajo, de mis chatarricas, y me queda hablar de mis ligues, que hace mucho que no lo hago. Y no lo hago realmente porque no los tengo. No se dónde habrá quedado aquel Mario que folleteaba, no como los conejos, pero si de vez en cuando. Tal vez es que me gustan un tipo muy específicos de tíos (niñatos) que al ir subiendo mi edad han ido quedando fuera de mi alcance, o tal vez me he acomodado excesivamente al no encontrar a ningún muchacho cerca de casa, el caso es que no me como un colin. Ahora, en Portbou, se me da una paradoja, y es que casi todos los tios que encuentro por Gayromeo, Grindr, etc... son de una "complexión", digamos, idéntico a mi último ligue, cosa que no me termina de agradar lo mas minimo porque lógicamente me recuerdan a él, y aunque después de haber cortado con él me lo he tirado varias veces (además así, tal y como suena, tirado, porque lo he utilizado como si fuese un juguete, sexual en este caso) no me convence lo mas mínimo verme con él.

Pero la ventaja de iniciar una vida nueva en otro sitio es que aquí puedo concer gente nueva, y aunque haya tios que me recuerden fisicamente a él, también es cierto que voy conociendo a otros que no tienen nada que ver y que sí que son mucho mas "yogurines de los que me gustan", aunque eso si, mucho mas lejos de aqui. Queda por explorar el campo Frances, donde espero que pueda encontrar también algún yogurín con el que desfogarme de vez en cuando.

Solo queda por resolver un "pequeño" problema, y es que a ninguno de mis dos compañeros de piso les he contado de mis tendencias mariconzuelas. ¿Cuando? Buena pregunta.