Contigo...

viernes, 15 de junio de 2012

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Hola a todos! Aquí sigo, una semana mas, en mi destierro de Portbou. Se me hace extraño escribir a éstas horas, porque casi siempre que lo hago es justo antes de ir a dormir, pero llevaba varios días queriendo actualizar y (como siempre), por una cosa, o por otra, no he podido. Y como hoy tengo viaje, y dormiré fuera, era preferible aprovechar ahora.

Lo cierto es que los días transcurren tranquilos y sin agobios ni prisas, algo que siempre es de agradecer, aunque siempre anda uno maquinando de qué manera regresar a casa durante unos días. Por suerte, entre descansos, cambios y dias de asuntos propios, voy a irme más de una semana a partir del domingo, con lo que podré aprovechar para disfrutar de mi casa, estrenar esta temporada la piscina, poner a punto el 124, y hacer el viaje a la concentración nacional del fin de semana del 23 y 24 de Junio. Así que estoy, ciertamente, "happy", sobretodo por los días que pasaré en mi hogar.

Y con la tontería van pasando las semanas una tras otra y en breve se va a cumplir el segundo mes de mi feliz noviazgo. Es cierto que Jordi y yo no nos podemos ver todo lo que quisiéramos, pero también es verdad que cuando nos vemos pasamos un par de días juntos que son geniales. Yo al menos, cada vez disfruto mas estar a su lado y recibir cariño, que falta me hacía, así que estoy convencido de que él es uno de los motivos de mi felicidad en este periplo viajero.

Aniversarios y eventos

viernes, 8 de junio de 2012

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¡Cómo pasan los días! Al final me voy a convertir en el bloguero una entrada mensual, ¡que desastre! Pero cuando la inspiración no funciona... poco se puede hacer.

Estos días atrás se han cumplido unas pocas efemérides personales dignas de mención. La primera de ellas es el aniversario de la muerte de mi abuelo, al que dediqué una entrada un dia como hoy hace ya dos años. Ya veis como pasa el tiempo, volando. Circunstancias de la vida, casualidades, astros, o vete a saber porqué, aquellos días que regresé a Vélez Málaga conocí a Victor, un chaval que vive muy cerca de la casa de mis abuelos donde tantos y tantos veranos pasé, y con el que comparto la afición automovilística (y no se cuál de los dos está mas enfermo... por las chatarras). El caso es que, la celebración de su cumpleaños, me llevó allí abajo en un viaje infernal que os podéis figurar, de una punta a otra del país... Entrecomillaremos lo de "infernal" porque tampoco fue para tanto, el AVE hace maravillas, pero fue un viaje largo.

El caso es que, a pesar de todo, de viajar a una tierra que adoro, que extraño mucho, de estar rodeado de gente que aprecio y me aprecian, de compartir ratos con mi abuela, de lo bien que se porta conmigo Fernando (amigo de Víctor y mío) prestándome hasta su coche... no terminé de disfrutar aquellos días tanto como me hubiera gustado. Lo cierto es que es llegar a la calle de la casa de mi abuela, mirar a la terraza y ver que allí no está él, asomado, esperándome, y lo que es evidente, que no volverá a estar... es una sensación muy extraña. Incluso estando allí en la casa, comiendo, o viendo la tele, es como si faltase "algo". Y pienso que el hecho de esa ausencia es lo que subconscientemente no me haya hecho disfrutar de mi estancia allí tal y como hubiera querido, y de hecho me he planteado cómo haré la próxima vez que vaya, si es que puedo ir a corto plazo.

Dejando de lado este tema, la razón principal de mi viaje fue, como he dicho, la celebración del cumpleaños de Víctor, que organizado por la hermana de éste y Fer, tenía como "regalo sorpresa" mi presencia y la de Javi, otro chico de Madrid. Así que allí estuvimos tres días, nos hartamos a barbacoa, pescado, coches, y vídeos de la "niña repelente".

Cambiando de tercio, el día 16 se cumple un año desde que se publicó el listado de seleccionados en la oferta pública de empleo. Costó casi 11 meses empezar a trabajar desde que se publicó la lista, pero cada día estoy mas satisfecho, a pesar de dos contras muy pesados: la pasta, ya que cobro mucho menos, y estar tan lejos de casa. Y una cosa repercute sobre la otra: muchos fines de semana no puedo volver a casa porque no tengo dinero. De echo estoy con el agua al cuello, porque aún no me ha llegado ninguna nómina decente, y repercute, no solo ya en que pueda ir a casa, sino en que hay coches que tienen averías o fallos fáciles de arreglar, pero no puedo arreglarlos porque no tengo un céntimo. Así que me queda una buena temporada de apretarme bien bien bien el cinturón, y si llega el caso habrá que prostituirse.

Bueno, quedaba alguna cosa mas que comentar en cuanto a efemérides, pero como son tristes y el cupo de lamentaciones hoy ya lo tengo cubierto... os dejo con una canción dedicada especialmente a mi Jordi I.