Se acabó el mes

lunes, 1 de julio de 2013

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Bueno, llevo un par de semanas un poco "out" por diversas circunstancias que no vienen al caso, pero que me han quitado las ganas de escribir por algunos días. Por orden cronológico intentaré resumir cómo han sido estas dos semanas.

En el penúltimo capítulo os contaba que me disponía a volver a Madrid con el Beetle, a través de una ruta de casi ochocientos kilómetros, que para un cacharro de cincuenta años no está nada mal. La ruta que planeé, y que será la misma que utilice próximamente para llevar el 1500 a casa, tiene una parte de trayecto por carretera convencional (desde Portbou hasta Vic) y desde allí todo autovía hasta casa. El día la verdad que se presentó bastante caluroso, y salvo por un pinchazo (tengo un imán, no se cuantos llevo en distintos coches) no hubo nada destacable, un consumo relativamente elevado, pero también hay que decir que soplaba mucho viento frontal.

Momento de pasar por el Meridiano de Greenwich

No contento con haberle "metido" semejante tute al pobre, el fin de semana siguiente Miguel se vino a Madrid y, como no, también lo usamos para pasearnos por Madrid. Ah! Y aproveché para cortarme el pelo que ya era algo insostenible. El Sábado salimos por Madrid con varios amigos y el domingo lo empleamos de descanso antes de que se volviera en el Ave a Barcelona.

El resto de días por casa transcurrieron bastante ajetreados, por la necesidad de acabar mil tareas en tan poco tiempo, entre ellas poner a punto la Siata-Ebro que iba a participar el un rodaje, y digo "iba" porque parece ser que al final no va a ser asi. Pero a pesar de todo, no considero que haya sido un trabajo baldío ya que, al menos, la he dejado con posibilidad de moverse por sus propios medios, que es lo que importa a la hora de reorganizar el aparcamiento.

A falta de algunos detalles, se quedó mas o menos presentable para poder "maquillarla" de ambulancia... A saber si al final pasará o no. 

De vuelta al trabajo, los días han pasado rápidos aunque con unos cambios de tiempo bastante desagradables para las alturas del año que estamos. Hace una semana cayó un diluvio universal durante un par de días, y al día siguiente treinta grados, pero con tramontana, una combinación que pa qué contar. El poco tiempo que he tenido libre lo he empleado en preparar el 1500 que, si todo va según lo previsto, en diecinueve días estará en casa por fin.

Por hoy os voy a dejar, porque el sueño ya me puede. Es Lunes, uno de Julio, la noche está despejada y a la una y media de la madrugada disfrutamos de unos fabulosos diecinueve grados.