Mi aventura con aquel chico argentino del que hablé hace un tiempo comenzó allá por Navidad, recibí en el bakala un mensaje suyo diciendo que si me apetecia conocerle le enviara un mensaje. A decir verdad, no es que, para mí, resultara especialmente atractivo, pero le contesté dándole mi dirección de mesenger. El caso es que pasaron al menos un par de meses hasta que coincidimos en el ordenador, y aquel dia charlamos y charlamos durante mucho rato. Él parecía animado a conocerme, así que al dia siguiente, antes de irme a trabajar, me acerqué a charlar un rato con él, y fué todo muy correcto.
Como sólo charlamos y parece que nos quedamos con ganas de "algo mas", después de trabajar me volví a acercar y cenamos juntos, seguimos charlando durante mucho rato, y al final terminamos enrollándonos en el coche.
Creo que fué en aquella cena donde, en un sutil comentario mío, le dejé entrever que, con chicos que se drogan, no me "ajunto", y, sorprendido, sólo comento "pues mejor no te vengas con mi pandilla". A mi me resultó extraño que le sorprendiera mi comentario, porque en el perfil de bakala lo pongo muy claramente, pero bueno. Creo que volvímos a quedar un par de veces mas, seguiamos hablando por el mesenger, y finalmente un dia me invitó a ir a cenar a su casa, ya que quería presentarme a una amiga suya lesbiana (colombiana de 16 años, él tiene 20), que a su vez le iba a presentar a su ligue, una chica de Talavera, a la que éste chico no conocia tampoco. Yo que soy super timido, no me hacía mucha gracia el plan, pero finalmente acepté.
El caso, es que por circunstancias varias, llegué casi una hora tarde a la cena, y la escena, cuando aterricé, era cuanto menos peculiar: su amiga, la de 16 años, estaba borracha como una cuba, tanto como para no mantenerse en pié por sus propios medios. El entretenimiento que tuvieron mientras yo llegaba fué haberse pimplado una botella de tequila entre los tres (mas ésta chica que los otros). La otra chica, super maja, estaba alucinando por aquella situación. Y mi amigo, aunque contento, no llegaba a los niveles de pedalizamiento de aquella muchacha, que ciertamente daba una imagen bastante lamentable.
El caso es que empezamos a cenar, y durante la cena, salió a relucir el caracter tan a la defensiva que tenia éste muchacho y que ya había comprobado en otras ocasiones, y por lo que descubrí, también el resto de amigos latinoamericanos de su cuadrilla tenìan este tipo de respuestas. No recuerdo exactamente si fueron éstas palabras, pero fué algo parecido a ésto:
- ¿Te gusta?
- Está bueno, pero tal vez había que haberlo dejado un par de minutos mas en el horno
- ¿Me estás diciendo que no se cocinar?
- Yo no he dicho éso
Y aqui la muchacha de Talavera, dijo:
- ¡Ves! A eso me refiero. Ella me hace lo mismo, y por lo que veo no es la única.
Después de aquello la chica borracha empezó a hacer comentarios absurdos sobre los "latinos", el regetón, y tonterías varias. A medida que la velada seguía, hice buenas migas con la muchacha de Talavera, que parecía estar alucinando tanto o más que yo. En un momento dado, la chica borracha, cogió una botella de whisky que había en la mesa, la abrió, y para sorpresa de todos empezó a beber a morro un trago largo de cojones. La chica y yo nos miramos alucinados de semejante barbaridad que acababa de hacer aquella, ya de por sí borracha, muchacha de dieciséis años.
A partir de aquel momento la cosa se empezó a torcer, mi argentino empezó a beber también y cambió de opinión con respecto a lo que haríamos después de la "velada", que en un principio era quedarnos juntos a dormir en su casa, ahora decía que irnos a una discoteca perdida de la mano de Dios, algo que a mi sinceramente no me apetecía lo mas minimo, y mas visto como pintaba el asunto. Las otras dos chicas también discutian por algo parecido.
Durante aquella discursión sobre que hacer o que no hacer ya empecé a sospechar que algo no iba bien y que, sobretodo, estos chavales lo que tenían es un problema bastante serio con la bebida. Una cosa es que te pongas contento, y otra que haya mas alcohol que leucocitos en la sangre, y que ésto te lleve a discutir por auténticas ridiculeces... no puede ser.
Seguirá...
martes, 13 de abril de 2010
martes, 6 de abril de 2010
Es cierto que, salvo dos o tres semanas, desde que ha empezado el año prácticamente no he parado, cuando no es currando aqui, es currando fuera, o ajetreo en casa, o coche para acá y para allá, etc... Desde el domingo, por ejemplo, prácticamente no he salido del garaje o de debajo de algún coche quitando vete tu a saber cuantas tuercas. Pero claro, con un parque móvil asi... no me queda otra.
Otro ejemplo de mi falta de tiempo es que hoy he abierto el Reader y tengo 257 post de distintos blogs sin leer, ¡una barbaridad! Mañana, que me lo voy a dar libre para poder ponerme al dia con todo, intentaré leer todo lo que no he leido en todo este tiempo.
Pero, además, hay otra circunstancia que, en ocasiones, me lleva a no contar mis lios amorosos y erotico-festivos en el blog como hacía anteriormente, porque temo que los "protagonistas" de estas aventuras y lios puedan estar leyendo ésto y fastidiarla de alguna manera, no se. Pero bueno, a ver si antes de volver a Barcelona esta semana puedo preparar unos cuantos post.
Lo mejor de éstos dias, sin duda, es que por fín salió el sol. ¡Llegó por fin la primavera!.
sábado, 3 de abril de 2010
Hablaba Miguel el otro dia en su blog acerca del reciente accidente de tren que ha habido en Arévalo. Mi querido Miguelito, maquinista de tren y maricón como un servidor de ustedes (realmente, puede que él sea un poquito mas marica que yo, pero sólo un poco), ha estado bastante impresionado durante algunos dias por éste accidente en el que falleció un compañero, y no es para menos, ya que ha sido un accidente bastante brutal, pero además es muy posible que haya influido que es el primer accidente grave que ocurre desde que él es maquinista.
No es que yo esté inmunizado psiquicamente a éste tipo de desgracias, pero desde que empecé a trabajar en el ferrocarril, han pasado muchas rachas en que los accidentes se sucedían semana tras semana, u otras épocas en que no ocurria nada relevante. El caso es que, mas o menos, uno se acostumbra a que ocurran accidentes de todo tipo.
Pero, tal vez, ésta última ocasión haya resultado muy intrigante, y nos haya hecho, a todos los que trabajamos subidos en un tren, sea donde sea, preguntarnos qué puede haber fallado en un accidente así, que no es para nada algo común. Y, evidentemente, en esas largas noches conduciendo un tren de aquí para allá, viendo como los kilómetros van pasando lentamente, las horas de soledad en la cabina de la locomotora te llevan, mas que a reflexionar, a ser consciente de que, cuando llevas mil o mil doscientas toneladas detras tuya, llevas el peso equivalente a mil o mil doscientos automóviles; o que en un tren de quinientos metros de largo, transportas la misma carga que ochenta camiones. Y, al asimilar éstas las magnitudes con las que nos movemos, mucho peso, muchos metros, muchos hierros en definitiva, uno llega a hacerse una idea de lo que se juega cuando comete el mas minimo error en su trabajo y lo que puede llegar a pasar en un trabajo con una responsabilidad como ésta.
Descanse en paz Juan Ramón Vives González.