El último fin de semana que pasé en Madrid mi Escarabajo me dió el disgusto de volverse a averiar. Se puso a tirar aceite vete a saber por donde y menos mal que me dí cuenta a tiempo. Así que mi última tarea del viernes antes de venirme a Barcelona fué volver a desmontar el motor para revisarlo cuando vuelva a casa. La verdad que es una tarea muy sencilla, apenas se emplean 45 minutos en quitarlo, pero da taaaaaanta pereza... Suerte es que haya decidido romperse a 4 kilómetros de casa y no en Francia o en Barcelona o por el camino.
domingo, 18 de diciembre de 2011
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