Post nostálgico

jueves, 20 de diciembre de 2012

 

Pues si, estamos ya casi en Navidad. Yo siempre que empiezo a ver que ponen las luces, la música, los anuncios de colonias, etc... suelo pensar "¡que exagerados! ¡Anda que no queda aún para Navidad!". Pero realmente... ¡es ya mismo! ¡Estamos a día 20!.

Así que aquí nos hemos plantado, un año mas, a punto de finiquitar 2012, un año de cambios, viajes, novedades, apreturas económicas, y sobretodo el comienzo de una nueva etapa profesional, de momento lejos de casa, pero con la satisfacción de haber logrado alcanzar una meta que, durante mi infancia o mi adolescencia, parecía inalcanzable.


Con ésta 269.752 me estrené en mi nueva etapa laboral 
Han pasado ya unos cuantos meses y, puedo garantizar, que a pesar de la lejanía y las apreturas económicas que ha conllevado éste cambio, estoy totalmente satisfecho. Uno de los cambios mas importantes ha sido el que desaparezcan las prisas, el estrés, la disponiblidad total para la empresa, o disponer para mí de mi tiempo libre totalmente, sin tener que andar pensando en si me van a llamar o no para ir a trabajar. .

Pero, ésta entrada no quería hacerla a modo de resumen del año, que lo dejaremos para mas adelante. Aunque llevaba días queriendo escribir, ha sido durante la cena cuando he recordado que, en éstas fechas, es cuando se suele extrañar a aquellas personas que ya no están, sean familiares, amigos o conocidos. Y a su vez, he recordado que la anterior entrada, recuperada de mi primer blog, hacía referencia a una angustiosa noche que pasé (y que recuerdo perfectamente como si fuera ayer) sobre la estancia en el hospital de mi abuelo, que afortunadamente salió de allí.

Evidentemente tengo fotos mucho mas modernas  con mi abuelo, pero ésta es la que mas me gusta. Algún día tengo que ponérmela de perfil de facebook. 
Y, casualidades de la vida (o no, uno ya no sabe que pensar), fueron dos años exactos lo que vivió mi abuelo después de aquel episodio, ya que la entrada la escribí un 8 de Mayo y él murió el 7 de Mayo de 2010. Y, otra casualidad mas (¡o no!), el mismo día que escribí aquella entrada en el blog (que recuerdo perfectamente que fué robando wifi en el parque Andalucía de Vélez), recibí el primer mensaje de Victor, mi amigo malagueño gay, mecánico y aficionado a los coches.

Este extraño cúmulo de coincidencias no es, ni mas, ni menos, que una versión mas moderna de las que me ocurrieron en diciembre de 2006. Y es que, la entrada, venía motivada porque de quién me he acordado mientras cenaba es de mi amigo Manuel, que murió víctima del Sida en aquel Diciembre de 2006. Me prometí el día de su entierro (al que acudí desde Campillos hasta Astorga) que en algún aniversario de su muerte volvería a aquel cementerio a visitar su tumba, a pesar de que no soy nada dado a éste tipo de rituales ni creencias, pero siempre he pensado que es lo mínimo que se merecía. Pero lo cierto es que, desde entonces, no he vuelto por allí, y me he prometido, para el próximo año, intentar hacerlo.

Desgraciadamente no tengo ninguna foto con Manuel, pero sí ésta en la que aparece hablando con el móvil (siempre estaba hablando con el móvil, al ser el responsable de circulación)  mientras hacíamos prácticas con un par de locomotoras 37 en Alcover. 
En mi teléfono móvil del trabajo, durante muchos meses guardé un mensaje que me envió desde el hospital diciéndome que aún seguía allí y que estaba deseando volver a León para recuperar fuerzas. Yo estaba en Campillos y él en Vilafranca, y siempre he lamentado no haber estado allí por si hubiera podido ayudarle en algo, o no haber terminado mas de una conversación que teníamos pendiente. Fué la primera vez que viví la muerte de alguien cercano y durante mucho tiempo me costó asimilar, cuando me entraban ganas de llamarle, que ya no estaba.

Pero crecer tiene éstas cosas, hay experiencias desagradables que terminan pasando, y hay que tirar para adelante y superar estos baches. Hoy ha salido un post, mas que nostálgico, triste, pero es el estado en que nos quedamos todos siempre que recordamos a alguien que ya no está.



1 comentarios:

Laura dijo...

Cómo pasa el tiempo! 6 años ya?? Aún recuerdo un día que quedamos con Manuel en Ponferrada y cuando estaba en Lérida en la Conti.
La vida sigue y con ella, nosotros.