Octubre

sábado, 22 de octubre de 2011

1 comentarios  

Casi siempre que hablo con algun amigo aprovecha para recordarme una y otra vez que no he actualizado el blog. Y razon no le falta a ninguno, puesto que he de admitir que llevo sin darle al teclado demasiado tiempo. Pero bueno, hoy es el día elegido, y aquí me encuentro dispuesto a contar todo o casi todo lo que tengo que contar.

Prácticamente no he vuelto a escribir nada desde lo de Diego y aquel final extraño a cuatro meses de no se muy bien qué. Aquella entrada recuerdo perfectamente que la escribí en la casa de Miguel, mientras intentaba dormirme en la habitación de invitados, en unos días cuyo nerviosismo y agitación interna fueron patentes en mí. Lo mejor, de aquellos días, fue el viaje que nos marcamos a Francia con el escarabajo.
























A pesar del palizón general que supuso el viaje, sobretodo para mí (avión a BCN, puesta a punto del coche, limpieza, cambio de aceite, dormir algo, viaje hasta Francia, concentración toda la tarde, dormir en tienda de campaña, resto de concentración, regreso a Barcelona, vuelta a Madrid en avión, y llegar después a mi casa) fué un fin de semana increible y que sin duda espero repetir en próximas ediciones. Este verano ha recorrido casi tres mil kilómetros, que para un coche con casi cincuenta años está muy bien.

Realmente aquel fin de semana fué algo balsámico y relajante, dejar los problemas en casa y salir a hacer kilómetros y disfrutar con mi mejor amigo, con mi hermano. Pero salvo ésto, la concentración en Badajoz de 124 que fué unas semanas después, y mi cumpleaños que no he podido celebrar, Septiembre ha sido un mes mas bien nefasto porque no he parado de trabajar, más incluso que en Agosto o Julio, que son los meses mas complicados en ese aspecto.

Mi cumpleaños transcurrió, sin pena ni gloria, en Córdoba, a tomar por culo de casa, trabajando, y de una manera mas que aburrida. Me hubiera gustado celebrarlo de alguna manera un poco mas festiva y/o erótica, pero no ha podido ser porque, como digo, mi jefe no me da tregua y uno empieza ya a estar harto, así que es probable que si no me llaman en la semana que viene para cambiar de empresa, me autodespida porque ésto no hay quien lo aguante.

Si Septiembre y sus viajes y ajetreos sirvieron para que me olvidara de Diego, Octubre dió el paso necesario para que la alegría se instase en mi durante algunas semanas. Y es que no os figuráis cuánto tiempo hacía que no tenia un rollete con un auténtico yogurin-pelitos. ¡Que ternura! ¡Que pasión!. Sólo teníamos dos problemas: uno, que vive muy muy lejos, y dos, que yo no tengo tiempo para ver a uno de aquí cerca, como para ver al de lejos. A pesar de lo cual nos hemos visto dos o tres veces y ha sido fantástico, ha despertado una alegría en mí que hacía tiempo que no afloraba, y no puedo decir mas que cosas buenas de él.

Ahora bien, como todo lo que llega, se va, pues parece que ha llegado el momento de que el yogurin-pelitos que me ha seducido estos dias, siga su camino comiendo, saltando, corriendo y follando con otros tipos cual caballo desbocado. Me da pena, pero bueno, era previsible. Que no te coja el teléfono, o que te ignore por el mesenger o skype, son muestras inequívocas. Suerte pues, amigo.

El final de ésta crónica un tanto extraña lo va a protagonizar mi gata Lúa, que ha desaparecido del mapa desde hace dos semanas. Debe ser que no tengo yo el don de los felinos, porque hace poco mas de un año un coche mató a mi gato Lucas. Y esta pobre a saber cómo ha acabado, lo que parece mas que evidente es que no la voy a volver a ver. Ya no se si siento pena, dolor, extrañeza o indiferencia. Pero no os preocupéis porque, aunque no escriba, aunque no me conecte, aunque ya no haga fotos, aunque pase de cuidarme un poquito, aunque muchos dias no tenga ganas ni de levantarme, estoy bien.