Persiguiendo yogurines jóvenes aunque sobradamente preparados en el Metro (Miércoles, 25 de Febrero de 2009)

Llevo desde el lunes aquí en Valencia, haciendo unos trabajillos raros con la locomotora, y aqui continuaré hasta el viernes. Aunque llevo varios dias con un tema en la mente para escribir en el blog, esta tarde, que salí a hacer fotos a los tranvias, he visto algo (alguien) que me ha hecho recapacitar y retomar el tema en cuestión: mis queridos yogurines.

Lo cierto es que la líbido la tengo por los suelos. Aunque, realmente, lo que ocurre es que me da cada dia mas pereza buscar ligoteo, mas aún teniendo en cuenta la nefasta experiencia que tuve en mi residencia anterior en Campillos (8000 habitantes, el pueblo donde vivo ahora 2000). Nefasta porque como he contado varias veces, la gente en los sitios pequeños está tan dentro del armario que es imposible algo tan sencillo como una conversación (incluso de “chat”). Entonces ocurrió que acabé tan harto de los plantones y de buscar simplemente amigos, que ahora me da pereza ponerme a buscar nuevos ligoteos cercanos a mi vivienda.

¿Que ocurre entonces cuando me acerco una gran ciudad? Pues, como diría mi ex Manu, que me pongo “loquita del coño”, porque veo tantísimos chavales monos, supermonos y requetemonos que uno se tira de los pelos, pierde baba a chorro, o imagina malévolos planes de rapto de yogurines de éste tipo. El otro dia subía a Chamartin desde Batán en la línea 10, y un yogurín que perfectamente podría ser modelo me llamó tan poderosamente la atención, que hasta le saqué unas fotos muy disimuladamente. Al regreso a por el coche, también en la línea 10, venía Miguel acompañándome cuando nos fijamos en un chavalin (no debía tener mas de 18) que se sentó unos asientos mas allá y que nos miraba muy descaradamente y mantenía la mirada fija cuando yo le miraba (esa especie de intercambio de mensajes cifrados por el “infrarrojos” visual humano). Pero como siempre me ocurre, yo me bajé en mi estación y el chaval siguió camino de quién sabe dónde.

A mi, sinceramente, cada dia me sorprenden mas los chavales, ¡tienen las ideas tan claras! Yo con dieciséis años, aparte de que pensaba únicamente en trenes, paseos en bici, pajas, un 486 con 100 megas de disco duro, llegar a ser maquinista, o en echar unos cigarros a escondidas cerca de las vías del tren esperando a que pasara el Talgo a toda pastilla, creo que tenia un único referente “claro” de lo que era ser maricón: Paco Clavel. Así que entre que no me enteraba, y que tampoco me quería enterar, fué pasando y pasando el tiempo entre trenes, pajas, y “pitis” a escondidas. Hoy los chavales saben que cinco de cada cuatro tios que salen en la tele son gays, tienen como referentes a Jesús Vázquez, el Juez Marlasca, incluso pueden ver una serie de temática LGTB... los tiempos han cambiado.

También hay algo que me “tira” para atrás a la hora de buscarme ligoteo con algún yogurin de 18, 19, 20, 21 años, que es mi “franja de edad” preferente, y es que me pregunto si chavales de esas edades buscarian rollo con un tio que les saca de 5 a 8 años... que no es poco. Conocí en Antequera a Juan, un hombre de 42 años que también los prefería “poco hechos” y dijo algo que me hizo muchísima gracia, y es que tanto él como yo teníamos “cuota de mercado”, y es cierto, porque por ejemplo mi primer ex, Javi, tiene 21 y ha salido con su chico de cuarenta y alguno durante año y pico...

En definitiva, tengo muchas ganas de ligar con algún yogurin, como el que he visto esta tarde mientras hacía fotos al tranvía de Valencia, pero tengo pocas ganas de ponerme a ello, y ésto no puede ser. Va a haber que ponerse las pilas esta primavera y mojar el churro mas a menudo, que para eso está.