Yo soy yo y mis circunstancias

domingo, 31 de julio de 2011

 

Últimamente pasan por mi mente cosas que, o bien sé fehacientemente que son experiencias ya vividas y que nuevamente se repiten, o bien son extraños sentimientos que afloran cuando se cumple mas de un año de la desaparición de alguien a quien añoras.

Así, en los últimos meses ha aparecido en innumerables ocasiones el recuerdo de mi abuelo, mas aún después de haber aprobado la O.P.E. y de mi futura incorporación a la compañia ferroviaria estatal. Él nunca entendió el hecho de que su nieto fuera un ferroviario de segunda, sin derecho o privilegio alguno cuando se quitaba el traje o se bajaba de la maquina y, como cualquier otro, se montaba en un tren de Renfe.

Me viene a la mente la repetitiva tarea que tenía de enogurllecerse se su unico nieto varón ante cualquier familiar, amigo, vecino, o desconocido, algo que a mi no me gustaba en absoluto, porque la discrección siempre ha sido una de mis máximas, a nadie le.interesa lo que yo haga o deje de hacer, y además nunca me gustó, al entrar en el ascensor con algún desconocido vecino, que al indicar que iba al cuarto supiera enseguida que yo era el nieto de Antonio.

No me gustaba pero sé la ilusión y la alegria con que hubiera tomado la noticia de que, por fin, su nieto iba a ser un ferroviario de primera. Y a medida que se acerca el dia de mi incorporación, y según van pasando los dias de verano, que es cuando mayor tiempo hemos compartido, mas me vienen sus recuerdos.

Y, como indicaba al principio, pasan cosas que sé que las he pasado anteriormente y cuyo desenlace, ni me gustó entonces, ni me va a gustar como van a terminar cuando llegue su momento.

Dani y yo llevábamos uno detrás del otro casi dos años, pero por diversas circunstancias, solo pudimos vernos unas pocas veces muy separadas entre si en todo aquel tiempo. Nos gustábamos, él me encantaba y no dudo en que si hoy me lo encontrase, me seguiria encantando y seguiria tanto o mas enchochado por él que entonces. El problema se presentó cuando decidimos dar via libre a nuestro romance y hacer lo que queriamos hacer desde hacía tanto tiempo, salir juntos. Y decidimos hacerlo dos dias antes de que abandonase mi piso y mi vida en Campillos para venirme a Madrid.

Aquello evidentemente no funcionó mas que los dos dias que yo aún estaba allí. Después perdimos el contacto y toda aquella ilusión y felicidad se esfumó.

No puedo decir que lo que tengo ahora mismo con Diego sea como aquello, porque no lo es. De entrada, no estoy enamorado como lo estuve entonces. De hecho, ni siquiera sé si estoy enamorado. No, no sé que quiero y que no quiero con él, y estoy seguro de que ámbas circunstancias son un fruto subconsciente de mi experiencia que he descrito antes. Porque, cuando firme el contrato, me tendré que ir, no se a donde, pero me iré. Y los hechos son los que son.

Sé que él está muy enchochado y eso me preocupa mas aún porque, haga lo que haga, decida lo que decida, puede afectarle y mucho. Y no tengo ganas de jaleos, peleas, lios ni enemigos. Quiero buscar una solucion razonable y pacifica a todo esto pero no sé si la sabré encontrar o si será mejor dejar pasar el tiempo y que sea lo que tenga que ser.

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