Ya ves, a veces...

lunes, 26 de marzo de 2012

 

Bueno, al ritmo que llevo no llego a post mensual, cuando lo ideal seria que escribiera uno cada día, pero todo se andará. Afortunadamente, ya se van resolviendo las dificultades técnicas: tengo un ordenador, ésta semana ya tengo teclado (hasta hace unos días no me iban las teclas QERTYUIOP, así que cualquiera intentaba escribir algo) y ya solo falta que me venga la inspiración, lo cual es mas complejo.

Pero, pudiendo considerar que ya estoy "asentado" en Portbou, he de decir que, aparte de costarme trabajo, ésto dista mucho de lo que fueron mis días dorados en Campillos: sí, estaba lejos de casa, sí, tenía mucho tiempo libre, pero vivía solito, y lo que es mas importante, no tenía gastos, cosa que ahora, con 6 coches, 6 furgonetas, y una hipoteca, no puedo decir. Y con el cambio de empresa, además de irme a trabajar durante una temporada donde cristo perdió la alpargata, he rebajado mi nivel salarial notablemente, así que estoy con el cinturón apretado a mas no poder. A pesar de lo cual, de vez en cuando me pego algún caprichito en forma de viaje en mi querido Beetle. La semana pasada, por ejemplo, me recorrí desde Gerona hasta Lérida el "Eix Transversal", una antigua carretera tipo "VIA RAPIDA" cuyos carteles verdosos siguen luciendo en algunas partes del trayecto. Actualmente está siendo reconvertida en autovía, lo cual le quitará bastante gracia al camino, pero también es cierto que soporta un tráfico bastante elevado. Pues allí me lancé yo con mi cucarachita hasta Lérida, donde había quedado con mis amigos Miguel (qué decir de él) y Pol, para pasar el día entre trenes viejos.


Después, retornamos a Barcelona donde me quedé a dormir en "Can Miquel" (por cortesía del mismo Miguel "Pido Hablar") y disfrutamos de una interesante cena entre él, su novio, mi ligue Jordi, y yo mismo. Jordi es un chaval que vive en un pueblo de Gerona y estudia en la capital, y lo conocí a través del Badoo. Es un chico atípico, maduro, empollón, con buenas dotes musicales (toca el piano, la guitarra, el bajo, el violín... y no se que más!) una voz extremadamente grave y una actitud aparentemente desconfiada y borde que, evidentemente, esconde tras de sí una gran ternura. Hablamos frecuentemente y ahi andamos, conociéndonos poco a poco, a ver qué sale.

Este fin de semana, en cambio, no he podido salir de aquí porque, como digo, la economía no está para tirar cohetes, y una salida como la del finde anterior me iba a costar prácticamente lo mismo que un fin de semana completo en Madrid, y como no es cuestión de gastar ni allí ni aquí, he tenido que quedarme en casita, no en el sentido estricto de la palabra, pero casi. De hecho lo único productivo que he hecho este fin de semana, aparte de escribir éstas lineas, actualizar las fotos del facebook, y jugar como un descosido a un simulador de control de tráfico ferroviario, has sido el paseo que me dí ayer a Banyuls-sur-Mer, el primer pueblo medianamente importante que hay pasando la frontera. Es increíble como cambia todo dos kilómetros mas allá de mi casa, es pasar la frontera y parece que te encuentras en un lugar muy lejano. La carretera hasta Banylus está plagada de curvas y contracurvas que hacen entretenido el paseo, me crucé con un Porsche 911, dos 2CV, en Banylus ví una familia a bordo de un Mehari naranjita, y volví a casa cansado, aburrido, y acusando el lastre de una soledad que en días así me consume.


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