Orgullo

jueves, 9 de julio de 2009

 

Este pasado fin de semana fué la manifestación estatal del orgullo gay. Y si bien, el año pasado fuí un poco mas "participe" de la semana de fiestas en Chueca, nunca habia acudido a este señalado evento, querido por unos y odiado por otros.

Realmente, si alguien me preguntase qué es la manifestación del orgullo gay, posiblemente le respondería que es un dia de fiesta en que la gente toma la gran via para pasarselo bien. Esa, al menos, fué mi percepción. Sí, por supuesto que también está lo del desfile de carrozas cargadas de gente y tal, pero quedarse con la imagen de drag-queens bailoteando sobre un camión es ser muy superficial. Es como simplificar que gay=locaza, afeminado, etc... Y sabemos que hay de todo en la casa del señor.

La verdad es que lo de las carrozas es lo que menos me impresionó de todo. Me pareció bien que los distintos organismos que colaboran por la defensa de los derechos de los no heterosexuales vayan con su camion haciendo el cabra, o si se es algo mas pobre, con una furgonetilla, que es como iban los de UPyD . Algo mas incomprensible es que los de Madrid positivo fueran tambien con una furgonetilla, porque lo que tenian que hacer es llevar un camion que fuera regando de condones la calle, anque sean gomas mas malas que enrollarse la cola en papel celofan, pero algo es algo, y mas tratándose de entidades por la prevención del VIH.

Después del paso de la última carroza (la penúltima era un autobus de "Viajes La Lupe", empresa con la que dos amigos están siempre de cachondeo) Diego y yo nos fuimos al retiro a descansar un rato en un banco, porque la verdad que las aglomeraciones de gente a mi me agobian mucho, y allí habia muchísima gente. Detrás de todo iba la comitiva de limpieza que retiraba kilos y kilos de mierda que la gente iba dejando en el suelo: confirmado, somos unos cerdos. Pero tampoco es que hubiera otro sitio donde tirar botellas, vasos, etc...

Fuimos a cenar a uno de los bares que hay detrás de la Puerta del Sol, y mas tarde volvimos a dar un último paseo por la "zona cero", y a la una y pico de la noche, la Gran Via estaba tomada por la gente. Fuimos andando desde Callao hasta Cibeles y el ambiente festivo de la calle me recordó muchísimo a una visita que hice a Bilbao durante su fiesta grande, eso si, a falta de las casetas en medio de la calle.

Llegando a Cibeles me dí cuenta de la dimensión que está tomando este evento y que se va acercando mas a una gran fiesta municipal que a una jornada de reivindicación de derechos, dicho lo cual, la verdad, me parece genial, porque si la gente toma, no ya como suyas, sino casi como las fiestas de la Ciudad las que en realidad son las "fiestas de los gays", es que la sociedad está despojándose de los prejuicios que durante tantos años han existido y nos indica que de verdad la "normalización" ha llegado.

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