Lo sé, este reencuentro con la “blogsfera” está siendo mucho mas descafeinado de lo que esperaba. No es que me falten cosas que contar, porque podría escribir cada dia un largo capítulo, lo que me falta es tiempo. Prácticamente llevo dos semanas sin pisar mi casa y sin internet, así que tampoco he tenido fácil sentarme frente a la pantalla y darle a las teclas. Pero por fín, aqui estoy, dispuesto a plasmar mis movidas y mis historias. Como se suele decir, comenzaré por el principio.
Después de casi ocho meses, volví a Campillos. Fué con ocasión de la verbena de “San Benito”, y aunque me reencontré con menos gente de la que esperaba y deseaba, fué un viaje muy interesante y en muy buena compañía. Pero, porque siempre hay peros, me reafirmé en las notables diferencias ideológicas que me separan de algunos de mis amigos, algo que descubrí hace varias semanas y que me ha tenido mas “rayado” de lo que podría esperarse. Claro, que las diferencias ideológicas son casi parejas con las diferencias de estatus social entre nosotros, pero a pesar de esto, no termino de comprender ni siquiera levemente como un tio homosexual pueda ser de derechas: no me cabe en la cabeza. Y esa es la cuestión, que tengo varios amigos maricas y de derechas.
Y hay temas que aún me resultan especialmente mas sangrantes intentar debatir con ellos porque jamás en mi circulo de amigos he encontrado gente tan ideologicamente distinta a mi: defender el abaratamiento del despido, primar la economía por encima de las personas o el medio ambiente, o ser favorable a Esperanza Aguirre y su séquito mediático encabezado por Curri Valenzuela son cosas que, por supuesto, respeto, pero no logro comprender.
Sí que he conseguido entender en este tiempo es que gran parte de “culpa” (por así llamarlo) es la diferencia de estatus social: tal vez si estas personas hubieran pasado los carros y carretas que yo y mi familia hemos superado pensarían de otra manera muy distinta: recuerdo perfectamente ir de pequeño con mi viejo ir a la oficina del Inem para cobrar el paro, o como se ha matado a trabajar de 6 de la mañana a 10 de la noche para darnos a mi hermana y a mi una vida digna a pesar de que no tuviera estudios. O encontrarte con que despiden a tu padre del trabajo después de casi veinte años en su puesto mientras mi madre está en el hospital con cáncer, son cosas que creo que te marcan lo suficiente como para que me vengan contando que cuanto mas barato es el despido mas puestos de trabajo se crean. O llorar porque “previsiblemente” en el primer trabajo vayan a cobrar 15000 euros anuales cuando esa cifra en mi familia no se ha visto ni en los cuadros. ¿Rio o lloro?
Pero esta quemazón interna de los últimos tiempos ha sido prácticamente proporcional a mi admiración y agradecimiento a mis amigos catalanes, que no sólo en este tema, sino en la mayoría de los que tratamos, tienen una visión mucho mas abierta y progresista de la que cualquiera de mis amigos de Madrid pueden tener, piensen como piensen. Una de las cosas que mas claro tengo dia a dia es que en ese eterno debate Madrileños versus Catalanes, sin duda alguna somos muchísimo peores los madrileños: yo creo que en el fondo nos corroe la envidia porque los catalanes están muchos pasos por delante nuestra, en nivel de vida, en educación, en política,etc... Lo de la cuestión lingüistica es solo una de las cosas que nos “joden” de ellos. Les llamamos “polacos”, y ellos ¿que nos pueden llamar? ¿españoles?
En fin, peliagudo es éste tema de amigos y política, y me figuro que en otros sitios será mas complicado aún, como en el Pais Vasco... trataré de darle la justa importancia a todas estas cosas pero, desde luego, es algo que me ha sorprendido y pillado por sorpresa.
Crónica de Micro Abierto Libertad 8 (990) 19/11/2024.
Hace 16 horas
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