Se acabó lo que se daba

miércoles, 29 de agosto de 2012

 

Pues si, que remedio. Las vacaciones terminaron y ha habido que volver a la vida real, lejos de casa y alejado de tantas cosas que añoro, pero aquí estamos para tirar adelante, como siempre he hecho.

Lo cierto es que, de esta nueva etapa, lo que menos me gustan son los horarios. Y es que, acostumbrado a entrar a trabajar de noche sobre las 7 o las 8 de la tarde, que aquí se comience a las doce y media, una, o dos y media como hace un par de días, es bastante duro, porque ¿duermes? ¿madrugas mucho? Yo según como me pille el día, me duermo una "siestecilla" o directamente intento levantarme lo suficientemente tarde como para no sufrir demasiado "empalme" de la noche al día, a pesar de lo cual, a veces, uno ya no sabe si va o si viene, o en qué día vive.

En fin, cosas de un oficio como cualquier otro. En verdad, aquí me lo paso fenomenal conduciendo éstas locomotoras, las 269 son muchísimo mas entretenidas de conducir que las 253, aunque en cambio éstas son muchísimo mas cómodas que las otras. Pero bueno, ¡todo no se puede pedir! Y aunque, los trayectos casi siempre son los mismos, a mí al menos hasta ahora no se me está haciendo monótono.

Y así, con la vuelta a la actividad, como quién no quiere la cosa, se han cumplido cuatro meses de mi feliz noviazgo. A pesar de lo feliz y agusto que me encuentro con Jordi, la distancia (ya que éste año ya no estudia aquí en Gerona) y lo poco que nos hemos visto en los últimos meses se me hacen bastante cuesta arriba, y no se muy bién como haremos a partir de ahora cuando él empiece la universidad en Tarragona, pero estoy seguro que, como todo, será algo que podremos salvar espero que sin dificultad.


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