Un triste aniversario

viernes, 7 de junio de 2013

 

Recientemente se ha cumplido el décimo aniversario de un tristemente famoso accidente ferroviario, el de Chinchilla, localidad de Albacete donde chocaron frontalmente un Talgo Pendular Madrid-Cartagena y un tren de mercancías.

Foto del periódico "La Verdad de Murcia"
Como muchos recordaréis, se trata de uno de los accidentes ferroviarios mas graves de los ocurridos en éste país, con un triste balance de diecinueve fallecidos y cuarenta heridos. Entre los fallecidos se encuentran cinco ferroviarios, el maquinista, el mecánico y el interventor del Talgo, y los dos maquinistas del tren de mercancías.

Pero, además, éste accidente está enmarcado en una nefasta época que duró al menos un par de años en que raro era el mes en que no había algún que otro susto de muy variado carácter. Meses antes de esta catástrofe, otro Talgo Madrid-Cartagena descarrilaba a muy pocos kilómetros de allí, en Tobarra, mientras que poco después en Hellín otro Talgo de idéntico recorrido arrolló un coche en un paso a nivel falleciendo todos sus ocupantes. También chocaron frontalmente dos Talgo Madrid-Coruña y su inverso en Zamora, y en la provincia de León un Talgo Gijón-Madrid-Alicante descarriló en Santas Martas, poco después otro similar lo hizo (con bastante mas virulencia y gravedad) en Torneros, y un Diurno en Villada. Y todo ésto sin contar con un sinfín de descarrilamientos varios y arrollamientos en pasos a nivel.

Si ya un hecho de éstas características te marca, podéis figuraros cuánto pudo marcarme a mí porque apenas llevaba trabajando dos meses como mecánico en ruta de trenes Talgo cuando ocurrió este desgraciado accidente. De hecho, mi turno estaba grafiado siete días detrás del chico que murió en éste accidente, es decir, una semana.

Aquella noche yo me encontraba viajando a Barcelona en el Trenhotel desde Madrid, cuando empezaron a llamarme muchísimas personas preguntándome dónde estaba y si me había enterado del accidente. Yo evidentemente no tenía conocimiento de lo que había pasado, pero lo poco que pude mirar a través del "WAP" del teléfono móvil no pintaba nada bien. No fue hasta que llegué a Barcelona, donde pude comprar el periódico, cuando realmente fui consciente de la magnitud de la tragedia

Sirvan estas líneas pues, para homenajear a aquellos ferroviarios que perdieron la vida en este triste suceso. Es Viernes, siete de Junio, en Casarrubios tenemos catorce grados y el cielo está despejado.

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