Domingueros

domingo, 11 de octubre de 2009

 

Hoy Miguel y yo nos hemos ido de excursion a bordo de la fabulosa Siata, cuya existencia ya supera las cuatro décadas. Hemos hecho una ruta muy peculiar, intentando evitar en todo lo posible las autovías. Nuestro objetivo era llegar a Segovia, donde había una exposición de camiones clásicos y antiguos, así que, con mucha paciencia, desde Navalcarnero hasta Segovia no pisamos ninguna autovía.

Brunete, Villanueva de la Cañada, Valdemorillo, Comenarejo, Galapagar, Villalba, iban pasando poco a poco hasta llegar al punto mas chungo del trayecto, subir el Puerto de Navacerrada, y con un tráfico, digamos, inteso. Lo cierto es que fué mucho mas duro de subir de lo que yo me imaginaba, pues no había manera de pasar de segunda, y en consecuencia de no ir mas allá de los 30 km/h, pero a decir verdad era un buen ritmo, porque habían tantos coches que llegabamos a ir en bastantes momentos mas despacio, o incluso pararnos. Entre tanto, de vez en cuando, nos cruzábamos con algún cacharro igual de célebre que nuestra furgonetilla, algún Mini, algún 1500, incluso aparatos mas modernos pero poco habituales como un Lancia Delta Integrale.

Si la ascensión fué lenta, el descenso hacia La Granja no es que fuera una carrera de competición, hubo que bajar en tercera, reteniendo bien, para evitar usar mucho los frenos, que por cierto los han dejado de maravilla en el taller. Además, el paso por las siete "revueltas" del puerto está recomendado a 30, así que mejor no hacer el cabra, y menos con un trasto viejo.

Llegamos a Segovia sobre el mediodía, y nos fuimos a ver la fabulosa exposición de camiones clásicos, donde encontramos desde tres preciosos Pegaso Comet hasta una furgoneta DKW, un Land Rover serie 1, o un par de Unimog de los primerísimos. Hicimos unas cuantas fotillos y nos largamos con nuestra cacharra a dar una vuelta por Segovia, y sobretodo, hacernos una foto pasando por el acueducto.

Después de comer iniciamos el regreso, con la idea de pasarnos un rato por la estación de Cotos a merendar, y parar también por Puerto de Navacerrada para ver un cruce de trenes. La subida por el lado segoviano ciertamente es durillo, pero en segunda y a nuestro ritmo, fuimos poco a poco ascendiendo, con una anécdota graciosa de un descapotable que nos adelantó, lleno de mujeres, y camuflado un chavalin de no mas de trece años que nos gritó "guapos" al pasar por nuestro lado.

Como no podía ser menos, tampoco pudimos evitar la foto en la estación del Puerto. Desde allí salimos a Cotos, y tras un rato, compramos un fabuloso bocadillo de tortilla-que-quita-el-hipo y comenzamos el retorno a casa. La bajada, lógicamente, fué muy sencilla, y la anécdota fué encontrarnos con un Land Rover Santana Ligero que se situó justo delante en una rotonda y allí fuimos juntos durante muchos kilómetros. ¡vaya cascarrias! pensaría mas de uno.

Aunque llegué a casa agotado y medio cheposo (porque si me estiro en la furgoneta, no veo el cristal, cosas de la altura) valió la pena echar el dia disfrutando del aparato y de los paisajes de la Sierra. Habrá que repetir pronto, pero con otro coche... o con los dos quien sabe.

 

3 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Fran dijo...

Hola Mario. Soy Fran, uno de los organizadores de la concentración de camiones clásicos de Segovia. Sólo decirte que sentimos no haberte saludado aquel día - la verdad es que fue una locura - y que si quieres te pases por www.camionesclasicos.com y te presentes, donde serás bien recibido.

Un cordial saludo.

Anónimo dijo...

lo que yo queria, gracias