Hijo, no corras

jueves, 3 de diciembre de 2009

 



Eso es lo que le suele decir una madre o un padre a un hijo cuando coje el coche. Pero se dá la circunstancia de que, cuando emprendí mi viaje a Tarragona y Barcelona a bordo de ese bólido llamado "La Siata", mis viejos sabían que correr, lo que se dice correr, no iba a correr mucho. Coger 90 es un milagro digno de celebración, y si llegas a 100 no hay mas remedio que celebrarlo con un festival de luz, color, chicos, chicas, sexo, drogas y rock and roll si se dá el caso. A pesar de todo, no hay una sensación de ir despacio, de hecho vas a 80 y dá una impresión de ir a más de 120, pero te devuelve a la dura realidad el hecho de que todo tipo de camiones, incluidos los transportes especiales, te adelanten. Es por eso que, a mi ir por la autovía, me resulta incómodo, porque todo el mundo va mucho mas deprisa que tú y tienes una sensación de estar jugándote el tipo en una selva de coches y camiones en la que, sí, vas legal, pero pareces estorbar.

Así que, cuando planifiqué mis vacaciones, tenía en mente la idea de ir desde mi casa hasta Torredembarra, que era mi primer destino, circulando exclusivamente por carreteras nacionales. La estimación de unas 10 horas de viaje no me parecieron demasiado malas.

Pero, hay que tener en cuenta que, en los vehículos diseñados en los años 60, y más en una furgoneta, la ergonomía les traía al fresco a los constructores, de ahí que las vértebras de un servidor tiemblen cada vez que cojo las llaves de la Siata. Así que, con la idea de reducir tanto el tiempo de viaje, como de dormir un poco mas (al tener que madrugar menos), cambié una parte de la ruta, haciendo por autovía hasta el kilómetro 130 de la A2, y desde allí por carretera nacional. Con ésto el tiempo de viaje se reducía más de dos horas, cosa que se agradece enormemente.

A las nueve de la mañana, puntualmente, empecé mi viaje. Desde mi casa, hasta coger la M50, también fuí por carreteras provinciales, así que fué un tránsito tranquilo. Al coger la circunvalación, había un tráfico intenso pero ágil, muchísimos coches me adelantaban a todo trapo, al igual que camiones. Uno, especialmente, me hizo gracia, pues se trataba de un viejo Pegaso que a Diego le habría hecho ilusión ver (por cierto compañero, no me habia fijado hasta ahora que tu última entrada fué el dia de mi cumpleaños, y que para mas inri no te dejé un triste comentario... ¡vaya tela!). El caso es que, entre camiones y coches, fui avanzando poco a poco. Al paso por Rivas llevaba casi una hora de viaje y aún ni había salido de Madrid. A mis ochenta y pocos por hora continué hasta la A2.

Al paso por Alcalá, la carretera estaba en obras, y los camiones tenían prohibido adelantar, y por la razón que fuera iban formando una gran caravana que circulaba a no más de 70. Y yo, como no, a mis 80 km/h me dispuse a adelantarlos uno a uno, incluido el Pegaso de la M50, en un rato en que no venían muchos coches. Acabado el tramo de obras y el atasco, se repitió la historia pero al revés, los camiones uno a uno me fueron adelantando.

Dejando atrás Guadalajara, se terminó el tráfico espeso e intenso que me había acompañado desde casa, pero eso sí, ahora de vez en cuando se presentaba alguna cuesta arriba de aupa. A pesar de todo iba a buen ritmo, el motor no se calentaba, y sobretodo iba con ganas de hacer kilómetros que era de lo que se trataba, algo que normalmente me dá muchísima pereza. A buen ritmo llegué hasta el kilómetro 135, momento en que abandoné la autovía y cogí la carretera nacional, experiencia que ya contaré mañana.

Por último, un reto. A ver quién, que tenga carnet de conducir, recuerda qué significan las señales de arriba.

2 comentarios:

Adrianos dijo...

uy yo me saqué el carnet en grecia... ni idea sobre los carteles...
me ha encantado el "Diario de un Siata" :-P ... a ver como sigue y si le hacen la palicula ja ja

Unknown dijo...

Interesante pregunta. Esas placas las llevaban antiguamente los camiones, según recuerdo. Pero también, antes de que los noveles tuvieran que llevar la "L", la llevaban el resto de automóviles, y era la limitación de velocidad que tenía el conductor. Pero no sabría dar una respuesta precisa... ¡Sácanos de dudas!