Segunda regla para mecánicos gays (y conductores en general) Los coches no son para los caminos

jueves, 10 de septiembre de 2009

 

La feria de Campillos terminó y yo me trasladé con mi vehiculo-de-a-motor hasta Tarragona. Mil ciento y pico kilómetros (pasando por casita y con un bañito en la piscina de por medio) para pasar unos dias de relax en un camping junto a la playa. Además de disfrutar de la playa, tenia previsto visitar a mis amigos de Barcelona, e intentar hacer fotos a algunos trenes de los nuevos operadores que están circulando por aquella zona.

Y lo cierto es que lo pasé en grande. La playa era maravillosa, la piscina del camping mas aún, y mi pequeño bungalow se encontraba rodeado de yogurines a cual mas mono que se afanaban en maltratar su cuerpo dia y noche a base de costo y whisky. Y yo encantado de ver como correteaban por alli exhibiendo sus torsos desnudos sin pelo alguno... ¡quien volviera atras en el tiempo!

Pero, desde lo de la rueda, la mala suerte se alió conmigo, y fueron numerosas las veces que perdí el tren dichoso por apenas minutos. Uno de los dias, que tenía tiempo de sobra para hacerle foto, decidí meterme por un camino (como he hecho otras muchas veces) pero ese dia fuí a tropezar con una piedra minúsucla que se encaprichó y rozó el carter del motor, haciéndole una fisura, con lo que fuí perdiendo aceite (¿curioso?). Al mirar por el espejo y ver el rastro de aceite negro en el camino, paré, y llamé a la grúa, con lo que pude evitar un problema mayor, pues si no me llego a dar cuenta, posiblemente me hubiera cargado el motor y ahí sí que hubiera tenido un problema de verdad.

La verdad es que si todo se solucionó con gran facilidad fué gracias a Marc, un chaval que conocí cuando estuvimos con la locomotora conociendo las líneas de Barcelona. El y su familia me dispensaron todo tipo de facilidades en unas circunstancias como las que se me presentaron: con el coche averiado a tomar por culo de casa y sin otro medio de locomoción. Si me está leyendo (que seguro que sí), nuevamente: Gracias por todo.

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